Poemas

 

SAMUEL  TRIGUEROS

 

 

Del libro Exhumaciones (2014)

 

A FRONTE PRAECIPITIUM

A TERGO LUPI

 

 

Entro a la noche de tu mudez, de tu desnuda negación, donde la abeja deposita un polen de tinieblas para el devocionario de la ausencia.

 

Entro a la noche, a su bajel calafateado en que las moscas celebran funeral perpetuo para la utopía.

 

Entro a la noche, a pesar del delirio de las horas que penetraron en luminosas cuchilladas hasta la médula de la necesidad y del deseo.

 

Entro a la noche. Soy el astronauta desolado, el pastor de las constelaciones cuya frontera está en las líneas de tu mano.

 

Entro a escribir una epístola imprecante al guardagujas incorruptible de la muerte.

 

Entro a la noche a bendecir con mi traje de llamas la indómita floresta del cierzo.

 

Entro a la noche como a los intestinos del cadáver sepultado en el corazón secreto de tu patio.

 

Hago girar tu nombre en sílabas y entro al abismo con mi lámpara de quásar. Estoy cauterizando el aire que dejó el censor de los abrazos. Te voy a perforar la piel con luz, como un huésped que transparenta con palabras las paredes del misterio.

 

Afuera arde la cisterna de las horas y en nuestro pecho brilla, incesante, la anunciación de la mañana.

 

 

 

ESPEJISMOS

 

 

¿Has escuchado la lluvia mientras cae

sobre el polvo, sin saber que es lluvia?

¿Has escuchado una pradera de alto pasto seco

mientras la devora el fuego?:

Madre, ¿quién puso la sartén

y fríe en la cocina huevos?

 

Mezcla un puñado de sal y un poco de pimienta

y tendrás la playa que alimentará tu sueño.

 

Aplicaste tu oreja y tu lujuria a la pared

para escuchar unos gemidos

de agonía que confundiste con deseo.

 

¿Qué escuchas cuando esto digo?:

Mi niñez se asoma al cristal de mi ataúd.

 

 

DIOS NO SALVA EL METAL

(Menos la escoria)

 

Aconseja Drummond de Andrade:

“No hagas versos sobre acontecimientos”

Menos –agrego-

sobre acontecimientos falsos:

nada sobre ballenas que van a perecer

en mitad de la plaza,

nada

sobre pianos de cola a la orilla del mar.

 

El presente de los acontecimientos

no existe;

fue dinamitado

y vuelan ante nuestros ojos

los fragmentos de espejismo.

 

Imagina, entonces, la futilidad,

la grisalla que, en suma,

es tu vida y cada uno

de sus “acontecimientos”.

 

Eso no es poesía.

A nadie le importa lo que te acontece.

Cada quien se encuentra sumergido,

ciego, en su propio acontecer.

 

Somos seres incomunicables,

entre el anhelo y el adiós.

 

 

 

 

 

LA CORZA BLANCA

 


Vuelve las páginas. Remueve, desdichado.

En alguna parte ha de estar oculto el diamante,

el tesoro escondido. No puede ser que no.

VassilisVassilikos

 

Toda la tarde he buscado

Esas palabras

Yendo y viniendo por el libro

Extraviado

En su bosque de susurros.

 

Ayer también lo hice

Y el sueño al final del día

Tuvo un penetrante olor

A estafa.

 

Vago entre las páginas

Sediento de sorpresa

Anhelante de misterio y maravilla

Mas todo es burdo

Simple y ordinario:

Correctas construcciones

Sólida imaginería sin alma.

 

Hago correr las páginas

Veloces como cartas

De una baraja incompleta

Fugaces vagones llenos de fantasmas.

 

No aparece.

 

¿Realmente

Existe ese poema?

 

 

PIGS

 

“He visto amigos que Circe volvió cerdos. Su rueda, su diamante.

Los cerdos no saben mis abrigos, mercenarios de las sombras”

 

Edilberto Cardona Bulnes

 

 

He degollado cerdos, pero Circe insiste en multiplicarlos. Ellos eran los mercenarios de la educación, los mercenarios del arte, los mercenarios de las relaciones públicas, los mercenarios de la publicidad y del mercado; ellos eran los mercenarios de la poesía: hacían tornillos, amistades, versos; se ponían trajes y aretes, asistían al gimnasio de la conveniencia, pesaban clavos y cemento en la balanza chueca de la voracidad; dejaban tras de sí un perfume exquisito bajo cuya alfombra yacían los cadáveres. He degollado cerdos que Circe resucita y los emplea en la administración de los nuevos paraísos artificiales, en la distribución de  miasma. Collares de ajo dio Circe al empleado del mes, palmaditas en el ego, interminables fricciones en la comisura del glande por donde un líquido salía y quemaba el orbe. Oigo las gárgaras de mis cerdos degollados, continuamente suturados, sanados con emplastos de hipocresía, con bálsamos de lujuria destilados de la bombilla roja. Eran, medianamente, revolucionarios: tenían, todos, camisetas rojas, volúmenes incunables de El Capital; todos se habían tragado las ochenta y siete horas de “The cure of  insomnia” y en sus cabezas brillaba la mitra del mercado. A veces –sobre todo contra la melancólica luz de los atardeceres- sufrían ataques terribles de ternura, conceptual y metódica. Entonces era fácil verlos de puntillas evitando masacrar a las hormigas o extinguir los geranios. Expertos en hacer la ola a espaldas del corazón de los océanos, ellos, ellos, domesticaron el ardor, taponaron con eslóganes los cráteres humeantes, pusieron válvulas finísimas a la protesta, aceleraron el motor de la pubertad; apuñalaron el misterio con Comisiones de la Verdad, empalaron a los juristas, fundaron la oenegé del asco, ellos, ellos, los cerdos que degollé entre líneas, los cerdos, los bohemios de ojos glaucos que derramaron espejismos entre los barrotes de mi celda, los cerdos que doraron la concupiscencia de los diplomas y la diplomacia, los cerdos que cantaron engolados con radiofónica voz en mi funeral, los cerdos que reclamaron derecho de pernada en mis bodas con la eternidad, los cerdos que patrocinaron mi tristeza para ver el anuncio de mi desesperación, los cerdos, los cerdos, los cerdos, ciertos amigos, cerdos a los que degollé sin saberlo, hasta ahora que los he perdido y veo devorar los manzanos maduros que caen como galaxias rojas del árbol que alimenté con paciencia y con el resplandor de mis huesos.

 

 

 

 

COMIENZO DEL VERANO

 

Supe que todo había terminado porque de pronto hubo un nido de sombra en el centro de mi pecho y los perros bajaron la cabeza ante el primer fantasma que cabalgó el viento de la tarde. El día fue helado, pero al final se encendió en nubes de neón, y hubo calor y silencio y certeza. Entonces recordé que en el patio, bajo las hojas amarillas del pataste cubierto por el matapalo, tenía cuatro barriles metálicos con dos orificios en la parte superior (según se vea o se esté ubicado en los planos de la galaxia en el universo), con sus respectivos tapones de rosca, todos verdes, de un verde esmeralda, hermoso, metálico, golpeado por el transporte, aparentemente vacíos.

Encerrado en mi tabuco pensé que la poesía pasó sin visitarme y no supe cuándo para cogerla como se debe. Fue entonces lo del fuego vespertino y los barriles metálicos.

Fui al patio armado con cincel, machete, martillo y guantes que no usé. Coloqué los barriles en fila, como reos, duendes, gnomos, hombres de hojalata condenados a la muerte por cercenación de miembros bajo la enredadera del pataste. Una hora de golpes, ruidos furiosos, vituperios de los vecinos, abertura circular y escape de gas enervante, hasta que uno a uno tuvieron su boca rota desdentada con vapor de laca thinner.  Era el comienzo del verano. Había que prepararse para la sequía y he ahí los barriles. Había que curarlos, eliminar toxinas y vapores. Encendí ya en la oscuridad del día rollos de periódico con cerillas de antaño y los metí en cada boca de barril. Los primeros que abrí ardieron suavemente en la noche creciente como pozos azules tibios en los que anidaran galaxias recién nacidas. Confiado, metí la llama en la última boca y al instante un fogonazo amarillo y púrpura quemó la mano, el brazo, y escaldó mi rostro que sintió largamente el esmeril de la flama. Entonces supe que la poesía no había pasado en todo el día, porque había estado horas y horas en el patio, encerrada en los barriles, esperando para tocarme con sus alas.

Y comenzó el verano, mientras ella se despegaba en lascas como una costra oscura y fría de mi piel recién inaugurada.

 

 

 

 

 

Del libro Antes de la explosión (2009)

 

 

 

 

 

Resurrección

 

De cuando en cuando el corazón

los huesos en silencio

los tendones laxos

los párpados cerrados establecen un acuerdo

a espaldas de los otros

a un costado de todos los dormidos

en la gran colina de cenizas

en la gran consecuencia de la muerte

en la coronación de lo que fue la vida

vacilandopero honestos

entre la inexistencia y el humo

para decir esto

aquello

en lengua torpe en balbuceo de mundos

de historias pequeñas reducidas a un cuerpo

a unos datos para el aire

a un aliento que escapa entre las grietas de la carne:

otra mano que escribe el palimpsesto:

ir de regreso en viaje nuevo

inverso

siendo otro en el mismo como antes

como nunca

apenas una voz sin encender preguntas

sin más consentimiento que la invención de un coto

de un lugar donde el pie sabe aquí

sinpor cuanto excepto el deber

la ineludible vuelta a la sencilla forma

sin mentiras ni matices para la complacencia

sólo unos omóplatos tejidos órganos

una construcción que avanza

contra la insoportable medida del silencio.

 

Ese es el acuerdo

sólo una voz que inicia algo aunque no un mundo

al decir lo que nunca lo que apenas

lo que leído no sirve como ejemplo

más allá de los arrebatos

y la tirana sensación del subconsciente

de la inutilidad de un pensamiento

en busca de atroz acoplamiento

con el hueco erizado de las horas de la historia

puesto que para eso están las tarjetas perforadas

los vestidos agónicos

la efeméride del consumo

los cubículos de la retina

las mezquinas partidas de la miseria.

 

Pero aquí desde los abismos

una columna se levanta en la virginidad del aire

en el gran río de la sombra

un pueblo que sale al fin del semisueño

con espadas óseas contra los códigos adulterados.

 

Acuerdo

conspiración de vísceras desde la pesadilla

desde el quebrantamiento

más allá de la neblina que arriba ahoga el vuelo

más allá

de la tormenta sucia de otros ruidos

cuya barbarie roe las paredes

el pecho

los circuitos con que la sangre hace su música.

 

Pesa la crónica

hace polvo de sombra la intención

la fantasía de un cielo puertos y horizontes

de una casa pequeña

de un encuentro donde la nostalgia se transfigure en fuego.

 

Por eso los acuerdos

la floración silvestre de esqueletos

de cámaras resucitadas donde otra vez el ánimo

los líquidos

los renovados tendones se levantan

en contra del cinismo.

 

Ahora al fin presencia

brillante acuerdo de las partes

comunión tácita

no magia no sospecha

ya que los presagios son una ciencia sin futuro

sólo acuerdos

iniciación reconstruida

a partir de viejos ritos sobre piedras desgastadas

lenguaje reinventado

cinematografía hecha de asombros

que aprenden su acto de luz

de gargantas donde al aire no es menos que un niño

o un espíritu nonato sin fracaso.

 

Los acuerdos exigen una muerte

para insuflarle dudas necesarias

para no tragar el vómito

para impulsar la nave hinchar las velas

dejar aparte los exilios

y regresar a lo de ahora

ser lo que jamás

lo que dado el recuerdo sobrevive

más acá de la tierra y los dolores.

 

Cetrería

 

Cruza la nave. Cruza el ave. Toca su sombra

el cuerpo abajo. Cruza la sombra de la pluma

en la existencia demediada. Carne abajo en la sombra.

Arriba el vapor tenue de los años.

Empuja el viento a la tarde por un acantilado.

En el fondo la música. Su negra espuma. Mirtos

por el rocío de los sueños doblegados, ayunos de futuro,

saben de la esperanza si presupuestos asignados.

El corazón suma su terquedad a lo excavado, rebate

la profundidad del hurto. Le hediondez de la miseria

tiene la misma estructura del perfume. A los dos

alegoriza en fuego el poema que cubre los cadáveres.

Un cernícalo entra como un rayo. Penetra a diario

en su jardín de sangre. Hay música

en las nubes, sin embargo. Hay un propósito

en los giros de la pluma o la navaja.

Contrapicado blanco.

La carne es música podrida en el pasado.

Aloja el cráneo lo amargo inevitable.

Hay tiempo. Pasan por alto corceles

de vapor electrizado. Islas de sombra

flotan en el aire. Vertiginosas muertes emplumadas.

Hay un proyecto de verdad en la ascensión de los geranios.

Sin embargo, pierde aves la sombra abolida en las terrazas.

El sol contempla la masacre.

El corazón insiste y se hincha de esperanza. Falta

La concesión del aire para apagar los rayos. Para volver

Las gotas del jardín vaporizadas.

La epifanía es el aroma de un instante.

Después ingresa en catafalco

la carroña y el fisco hace su jugada.

El sándalo de la mirada cae

en la geometría muerta de su sombra.

Y voy soñando una música,

una estructura que no acabe

bajo la sombra herida de los cielos,

al borde pasajero de la sangre.

 

Más lejos

 

Decir decir decirlo todo

en partes

en pequeños bloques

en largas tiradas de sonidos o de tinta

 

lanzar un tenso cable hacia la nada

o hacia las esferas

 

pedirle a Withman prestada

esa araña que lanza filamento

pare envolver al mundo al menos los pesares

en sedosos verbos

en el capullo de los párrafos

 

decirlo todo a plena voz

sin atender los vetos

los decretos

la coartada

la mordaza

sacarlo todo desde el fondo del magma

hasta la superficie y más

más lejos de la piel rosada de los labios

de la testa

hacia el aire activo que camufla bestias

transparentes muros

cianóticas miradas del cíclope

 

no claudicar

armar por dentro un cubo

una esfera

una pirámide llena de significados

apuntando hacia el vacío externo

puesto que adentro sólo

al menos solo

hay un cadáver soñando con la vida

hay sombras caninas de azafrán o copal

esencias indistintas elevadas

en penachos de humo

en grandes frases

o en minúsculas aparentemente grandes frases

en espejismos bondadosos para expulsar la realidad

de la realidad

en fin

preconizar

alzar un credo un nicho un altar

unas hermosas nubes radiadas

y en medio la gran palabra

          METALENGUAJE

para burlarse

para hacerlos volar con sólo la nostalgia del metano

horadar los cráneos y los pechos

hacer girar el barreno de silencio

entrar en la materia bofa a colocar un gran cartucho

una candela de palabras sin prestigio

romas

de tanto ir y venir de boca en boca

sin las aristas de otras

las de ellos

para encender la mecha hasta decirlo todo

en partes o en pequeños bloques

mejor en grandes explosiones

cuyo origen es apenas

una historia sencilla

personal

que indescriptiblemente

toca las esferas.

 

 

 

 

 

 

Del libro Animal de ritos

(Premio Internacional Víctor Hugo 2003. Embajada de Francia, Alianza francesa, SCAD)

 

 

 

 

Inscripción

 

                    “No hay silencio

sino cuando

el Otro habla”

 

                            Severo Sarduy

 

 

 

¿Quién entra por mi sangre?

¿Un relámpago de sangre un caballo

una voz prohibida

una visión maldita que sale

como un monstruo herido y domeñado

una mujer

una tiniebla

una palabra

la inextricable labor

de un dios no conocido?

 

Cotidianamente he taladrado

la omnipotencia del fastidio

y he caído

sorda sílaba

goterón sin tacto

sobre la resignada ignorancia del mundo.

 

Un nudo es lo que ofrezco

o un silencio.

Lo demás es mío.

Quien pueda entrar que entre.

 

 

 

Deseo

 

Quiero vadear la luz

su lengua inmensa y destructiva

quiero evadir sus filos

de moldeada trementina

quiero dormirme

o despertar

en la otra orilla:

en la ribera lenta de la duda.

 

 

 

Hogar

 

                     “…la mesa navega

de la luz a la sombra

de la sombra a la luz”.

 

                              Samuel Becket

 

 

La cama

postrada en un rincón amargo.

Las sábanas

en un estanque de cadáveres.

Los platos limpios

casi santos

bajo la línea gris del cielorraso.

En el centro la mesa

o el potro sin cabeza

alimentándose de nada.

Las paredes

llenas de ratas y rumores.

Los hilos eléctricos sin vida

Y el tiempo

carcomido con los gestos

de los retratos apagados:

las cuatro esquinas moribundas.

 

 

Paleontología

 

Cada cicatriz

es un fósil de sol

una moneda sin rostro

intercambiable

sólo

con la muerte.

 

 

 

Animal de ritos

 

                          “…reunidos para resquebrajar

los muros de lo cotidiano”.

 

                                                  Gustav Meyrink

 

 

Cazados por la rutina

por el asco de las horas

por abominables presagios

por predecibles milagros

por el cansancio

y una respiración de muerte

vaticinada en rostros vecinos.

 

Vencidos

vez tras vez

por este guerrero de costumbres…

 

Sólo el amor nos salva

 

pobres perdidos

cuerpos de instinto

oscuros animales

del rito.

 

 

 

RESEÑA BIOBIBLIOGRÁFICA

 

Samuel Trigueros

Tegucigalpa, HONDURAS

 

Poeta, narrador, ensayista. Ha representado a Honduras en importantes festivales internacionales de poesía en América y el Caribe (Encuentro Internacional de Poetas “El Turno del Ofendido”, El Salvador; Festival de Poesía de El Salvador, Fundación Poetas de El Salvador; Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua; Encuentro Internacional de Poesía de Guatemala, Caja Lúdica, Folio 114; Festival Internacional de Poesía de Costa Rica; Festival Internacional de Poesía de la Habana, Cuba; Encuentro Internacional de Poetas de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México 2014).

 

Su obra ha sido reseñada en diversas publicaciones nacionales y extranjeras. Pintor (Ha participado en varias muestras colectivas nacionales como la Antología de las Artes Plásticas en Honduras; su última exposición se denominó “En el principio…” en San Pedro Sula; y su obra se encuentra en colecciones privadas en Honduras, Nicaragua, Ecuador, Puerto Rico, México, EEUU, Francia). Ha escrito también guiones para radio y video.Fue actor, escenógrafo y asistente de dirección de Proyecto Teatral Futuro, que formó parte de la Compañía Nacional de Teatro. Cofundador y primer coordinador del Colectivo Paíspoesible y Artistas en Resistencia (AenR). Productor y conductor del programa radial Culturas con vosz (en rdsradio88.9 fm, Tegucigalpa; y en www.rdsradio.hn). Director de Ediciones Nautilus. Trabaja como editor de textos, ilustrador y productor de publicaciones impresas; y en sistematización de procesos de proyectos de desarrollo.

 

 • Premio Nacional Lira de Oro Olimpia Varela y Varela de Poesía 1988

 • Premio Nacional Lira de Oro Olimpia Varela y Varela 1988 de Ensayo 1988

 • Mención de Honor para Poetas Jóvenes

Revista Mairena, Río Piedras, Puerto Rico, 1990

 • Premio Único de Cuento Súbito

Centro Editorial, S.P.S. 1991

 • Premio Internacional Víctor Hugo. Alianza Francesa, Embajada de Francia, Secretaría de Cultura, Artes y Deportes, 2003

 • Finalista del Premio Hibueras

Embajadas de Francia, España y Alemania, Secretaría de Cultura, Artes y Deportes, 2006

 • Premio Nacional de Cuento “Migraciones: mirando al sur”.

Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), 2008

 • Antologado en “La Hora siguiente- Poesía emergente de Honduras”

Paíspoesible, Editorial Il Miglior Fabbro, 2005

 • Antologado en Cuadernillos de Poesía “Papel de Oficio”

Secretaría de Cultura, Paíspoesible, 2006

 • Antologado en “Versofónica”, veinte poetas, veinte frecuencias.

Banco de los Trabajadores, Paíspoesible, 2006

 • Antologado en “La herida en el sol. Poesía Contemporánea Centroamericana”

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 2008

 • Incluido en la antología Gatimonio. Poemas de gatos de 99 autores hispanoamericanos. Editorial Lebas, Madrid 2013.

 • Premio Regional de Pintura. Secretaría de Cultura, Artes y Deportes, 1992.

 • Incluido en la Antología Nacional de las Artes Plásticas (varias ediciones)

 

 

 

Publicaciones:

 

 • Amoroso signo (poesía, en revista Mairena, Río Piedras, Puerto Rico)

 • Todo es amor tras esta nostalgia (poesía, en Revista Ideas No. 24, agosto de 1989)

 • El visitante (narrativa, edición agotada)

 • El trapecista de adobe y neón (narrativa, poesía e ilustración, Centro editorial. SPS. 1992, edición agotada)

 • Animal de ritos (poesía, Editorial Il Miglior Fabro, 2006, edición agotada)

 • Antes de la explosión (poesía, 2010, edición agotada )

 • Me iré nunca (narrativa, 2010)

 • Exhumaciones (poesía, Ediciones Nautilus, 2014)

 • Una despedida (narrativa, en imprenta)

 • Ensayos diversos sobre arte, contexto político post-golpe de Estado, educación y derechos humanos en revistas físicas y digitales.

 

 

Autor de las obras de teatro:

 • La isla desconocida (Adaptación teatral del cuento homónimo de José Saramago)

 • Bola de fuego (ecológica)

 • Sueños mojados (acerca de la migración)

 • De regreso a clases (juguete cómico)

 • País niño (metáfora teatral sobre Honduras, basado en poema de Oscar Acosta)

 • Retablo nuestro de las maravillas (Adaptación de la obra de Cervantes)

 

started 1 MAY 2010                 email : info@ila-magazine.com

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